En el primer episodio de la famosa serie de HBO, Euphoria, Rue Bennett afirma que “a menos que seas Amish, los desnudos son la moneda de cambio del amor.” Da la sensación de que todo el mundo está tomando y enviando fotografías de desnudos. De hecho, una encuesta de Statista realizada en Estados Unidos entre los años 2000 y 2023, reveló que casi el 77% de los encuestados mayores de 19 años, habían mandado un “sext” (un mensaje de texto, vídeo o imagen con contenido e intención sexualmente explícita).
Enviar contenido online sexual puede ser sano y divertido en un espacio seguro, pero esta práctica también ha suscitado varias preguntas en torno a la privacidad y la seguridad. Ha sido incluso el detonante para un nuevo problema legal y ético: la pornografía de venganza o pornovenganza.
Encuestamos a un millar de personas en España y a otros tantos en Estados Unidos, Francia y Alemania para saber más sobre sus hábitos en cuanto al envío de mensajes sexuales y cómo ven la intimidad en un entorno digital. También hemos investigado qué puede hacer para proteger sus fotos NSFW (“not suitable for work”, es decir, inapropiadas en un entrono laboral) y qué pasos debe dar si ha sido víctima de la pornovenganza.
Educación y Sexting
Antes de entender más sobre la cultura del sexting, queríamos saber si los encuestados españoles estaban familiarizados con el término “sexting”. El 71% de ellos contestó que sí, situándose en el segundo puesto por detrás de los encuestados estadounidenses (el 95% de los encuestados afirmó saber qué es el sexting), y por delante de los encuestados alemanes (57%) y franceses (44%).
El sexting – enviar mensajes sexualmente explícitos, normalmente a través de un smartphone – no suele ser un motivo de preocupación si se realiza entre dos adultos que consienten en la práctica. Sin embargo, un estudio de JAMA Pediatrics en 2021 reveló que el sexting se ha vuelto más habitual entre adolescentes en Estados Unidos: al menos uno de cada cuatro adolescentes reciben mensajes y correos electrónicos sexualmente explícitos. El estudio también informa de que uno de cada siete adolescentes envía sexts.
Si bien la mayoría de los encuestados residentes en España han oído hablar del sexting, los resultados varían cuando les preguntamos qué contenido específico definirían como sexting. El 64% de los encuestados creen que se refiere a enviar imágenes y vídeos sexualmente explícitos, frente a un 48% que se refiere a los mensajes de texto escrito, también con contenido sexualmente explícito, como práctica de sexting.
Los riesgos asociados al sexting
Investigamos un poco más sobre la participación de los involucrados en el sexting, para determinar si cuando los mensajes solo los envía una parte, la sociedad lo sigue percibiendo como tal. Las respuestas de los encuestados españoles están bastante divididas. El 39% de los españoles encuestados considera que hay sexting incluso si solamente es una de las personas involucradas quien envía mensajes explícitos. El 29% cree que, en caso de que solo una de las partes envíe este tipo de mensajes, la otra parte debe estar interesada en recibir los mensajes para que se considere sexting. El 32% afirma que ambas partes deben enviar mensajes explícitos para que haya sexting. En Estados Unidos, el 60% de los encuestados afirmó que sigue habiendo sexting aunque solo una persona envíe los mensajes.Digging deeper, we asked if it’s considered sexting if only one party sends sexually explicit messages. 60% of our respondents felt it was still considered sexting, while 20% felt it was only considered sexting if the recipient was into it and nearly 20% felt both parties needed to be involved for it to be considered sexting.
En la encuesta anónima, también preguntamos si alguno de los participantes había hecho sexting. Los resultados fueron negativos en su mayoría, y un 29% afirmó haber practicado sexting.
Desentrañar la legislación del sexting puede ser complicado, ya que las leyes han variado conforme esta práctica se ha ido extendiendo. En España, la reforma de 2015 sobre el Código Penal incluyó el delito relativo al sexting en el artículo 197.7, dentro del capítulo sobre la revelación de secretos. El sexting es ilegal cuando el contenido online se difunde a terceros sin el consentimiento de unas partes, porque atenta contra la intimidad de las personas. En general, generar este tipo de mensajes y compartirlos en un ámbito íntimo no es ilegal si hay dos partes que consienten y son mayores de edad.
Respecto a la producción, posesión o distribución de contenido sexual explícito sobre menores, se considera pornografía infantil y está castigada por la ley española. Las penas van desde las multas hasta el encarcelamiento. Los menores de entre 14 y 17 años que difunden estas imágenes pueden ser sancionados con distintas medidas judiciales, según la gravedad de los hechos y de las circunstancias que rodean el delito.
Pornovenganza y la dura realidad de la traición digital
La encuesta que realizamos mostró que la mitad de encuestados en España no conoce el término “pornografía de venganza”, que se refiere al hecho de compartir material sexual privado sin consentimiento con el objetivo de hacer daño.
En el caso de la ley española, hay que tener en cuenta que la pena por delitos que impliquen pornografía de venganza, será superior en determinados casos: cuando la víctima tenga o haya tenido una relación sentimental con la víctima, cuando la víctima sea menor de edad o tenga alguna discapacidad y cuando los hechos tengan un fin lucrativo.
En esta línea, queríamos averiguar si los encuestados saben que la pornografía de venganza es ilegal. En España, el 64% de personas encuestadas consideran que la gente sí sabe que el porno es ilegal. Parece que con las últimas leyes promulgadas, hay más concienciación respecto a los problemas de derecho a la imagen y privacidad en el entorno digital.
¿Qué motivaciones hay detrás de la pornovengaza?
Los resultados de la encuesta muestran que la población española encuestada está dividida en cuanto a su conocimiento sobre el término “pornografía de venganza”, y también en cuanto a qué prácticas implica este concepto. Un 58% identifica la pornovenganza con una expareja compartiendo contenido visual explícito sin consentimiento. Un 46% lo cataloga como difundir este tipo de contenido, independientemente de si ha habido una relación sentimental y el 31% considera que manipular una imagen o vídeo de contenido sexual, usando la cara de alguien en otro cuerpo, es pornovenganza.
Como su mismo nombre indica, la pornografía de venganza suele tener su origen en un deseo de infligir un daño emocional o vergüenza a la víctima. En nuestra encuesta, preguntamos a personas de España por qué creen que alguien difundiría imágenes de pornovenganza. Un 76% está de acuerdo en que los perpetradores de la pornovenganza lo hacen por enfado, mientras que un 7% afirma que lo hacen por diversión y un 4% consideran que la motivación es accidental y no hay una mala intención detrás.
En 2020, la Universidad de Durham condujo un estudio para entender la psicología detrás del uso no consensual de imágenes pornográficas. El estudio mostró que los delincuentes pueden estar motivados por la diversión, la gratificación sexual y la posibilidad de causar malestar a través de la humillación y la venganza.
Los agresores pueden ser antiguas parejas íntimas de las víctimas que buscan represalias después de que la relación terminara, o individuos que buscan dominar y controlar a una víctima. Algunos de los perpetradores también buscan beneficios económicos al distribuir este material.
El aumento de la pornovenganza usando IA
Los avances en Inteligencia Artificial han abierto el camino a los deepfakes, un término que combina “deep learning” (aprendizaje automático) y “fake” (falso). Los deepfakes son imágenes manipuladas digitalmente donde la apariencia de una persona se cambia por la de otra. Si bien se usan normalmente para el entretenimiento, también pueden utilizarse en ataques relacionados con contenido sexual, sin consentimiento.
Un estudio de Deeptrace, una compañía de ciberseguridad ubicada en Amsterdam, descubrió que la pornografía deepfake es el tipo de deepfake más común producido y distribuido online. El estudio estima que el 95% de los deepfakes afectan a personas que nunca dieron su consentimiento para que se les utilizara en este tipo de creación de contenido, con las mujeres representando el 90% de estos casos.
El software del deepfake permite que los usuarios creen pornografía mediante una técnica que consiste en insertar la cara de la víctima en el cuerpo de otra persona, en un vídeo o imagen explícita. La mayoría de estas plataformas se cierran pocos meses después de su lanzamiento, debido a las denuncias en masa de los activistas, pero aun así pueden causar un daño significativo durante su corto periodo de vida.
Los efectos de la Pornografía de Venganza en las víctimas
Impacto psicológico
Las consecuencias emocionales y psicológicas de la pornovenganza pueden ser devastadoras para las víctimas. La humillación pública puede llevar a sentimientos de vergüenza, culpabilidad y humillación, causando en muchas ocasiones aislamiento social y soledad.
El sentimiento de violación y traición puede derivar en diferentes problemas de salud mental. La ansiedad, depresión y el trastorno de estrés post-traumático (PTSD) son situaciones comunes entre las víctimas, causadas por la exposición involuntaria y el miedo a sufrir más daños.
En un estudio, la National Library of Medicine descubrió que las víctimas de pornovenganza mostraban niveles de estrés continuados, con un diagnóstico de depresión y ansiedad. En los casos extremos, las emociones incontrolables de las víctimas pueden llevar a la autolesión o pensamientos suicidas.
Daño a la imagen y reputación
No pasa nada por tomarse fotos o vídeos sin ropa, pero si se comparten online o se distribuyen a la familia, amigos, compañeros de trabajo o jefes sin consentimiento, podrían causar estragos en la vida personal y profesional de la víctima.
Debido a que es extremadamente difícil – si no imposible – eliminar la pornovenganza de internet, puede continuar dañando la reputación de la víctima durante un largo periodo de tiempo, poniendo en riesgo las oportunidades de reparación para la víctima.
Extorsión y chantaje
La extorsión sexual (sextorsión) es una práctica maliciosa mediante la que el perpetrador amenaza con difundir imágenes sexualmente explícitas o vídeos de la víctima, a no ser que cumplan con sus exigencias. Estas exigencias suelen incluir el pago de una cantidad significativa de dinero o llevar a cabo alguna acción en particular.
Recientemente, las fuerzas policiales en San Petersburgo, Florida, alertaron a la población de un alarmante aumento de los casos de sextorsión online. El departamento afirma que el número de casos investigados ha aumentado más del doble durante el año pasado, y que las víctimas suelen conocer a los perpetradores a través de las aplicaciones de citas. Después de enviarse mensajes y fotos privadas íntimas, el perpetrador dice a las víctimas que publicarán las imágenes a no ser que estas paguen para que no lo haga.
Qué hacer si es víctima de la pornovenganza
Más de la mitad de los encuestados españoles (54%) no saben qué hacer si son víctimas de la pornografía de venganza. Los riesgos asociados al sexting subrayan la necesidad de tener un sólido conocimiento en el entorno digital, medidas de prevención y comportamiento responsable cuando se practica el sexting.
Cada mensaje de texto, imagen o vídeo compartido online se envía a través de unos servidores web y sistemas de almacenamiento online. Desafortunadamente, todo aquello almacenado o alojado en la nube es susceptible de sufrir un hackeo, acceso no autorizado o difusión no consensuada. Una vez el contenido se ha compartido, eliminarlo es extremadamente difícil: no hay forma de rastrear dónde están los archivos y a quién se le han enviado, o quién los han compartido. La pornografía de venganza se distribuye de manera anónima normalmente, haciendo casi imposible identificar al culpable.
El riesgo de la difusión no consensual está presente incluso en las relaciones de confianza. Los desacuerdos personales, rupturas o intenciones maliciosas, pueden detonar la distribución de estas imágenes íntimas o mensajes en forma de “venganza”, muchas veces con consecuencias devastadoras para la víctima.
Compartir contenido explícito sin consentimiento refleja el deseo del perpetrador de hacer daño y controlar, y no tiene nada que ver con el comportamiento o personalidad de la víctima. Si el contenido explícito en el que usted aparece se comparte sin consentimiento, aunque inicialmente estuviera de acuerdo con su creación, es crucial responder rápido. Aquí le explicamos qué debe hacer:
Reúna pruebas
Capture imágenes de su pantalla en los sitios web o plataformas donde está alojado su contenido privado. Guarde las imágenes originales y/o deepfakes, sus solicitudes para que lo retiren, y cualquier comunicación con el perpetrador para defender su caso en el futuro.
Solicite que lo retiren
Diríjase directamente a la web que aloja su contenido y exija que se retire. Si bien no se pueden denunciar las redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter por el contenido generado por el usuario, tampoco permiten el uso de pornografía no consensual.
Denuncie su contenido en estas plataformas y consiga que lo bloqueen, y exija que las imágenes se retiren de las búsquedas de los navegadores como Google y Bing.
Conozca sus derechos
Infórmese sobre las leyes locales en cuanto a pornovenganza, difamación, infracción de copyright y violación de la privacidad. En España, la Policía Nacional pone a su disposición un portal informativo sobre dónde y cómo interponer denuncias.
Incluye a las autoridades legislativas
Contacte a las autoridades legislativas locales para denunciar el crimen que se ha cometido contra usted.
Considere contratar un abogado
Un abogado con experiencia le guiará a través de las complejidades del proceso legal, ofreciéndole más posibilidades de conseguir que quiten el contenido, y que el abusador sea responsable. Le ayudarán a emitir la documentación necesaria, conseguir órdenes judiciales para quitar el contenido no consensuado y perseguir cargos criminales o demandas civiles contra el perpetrador.
Busque apoyo emocional
Ser víctima de la pornovenganza puede resultar traumático. No tenga miedo de buscar apoyo emocional si lo necesita, contactando teléfonos de ayuda o terapeutas especializados en trauma sexual. En España, el teléfono de ayuda para la denuncia de delitos en ciberseguridad es el 017, que funciona 24 horas durante todo el año.
Cómo prevenir que sus fotos se compartan online
Más del 70% de los encuestados españoles respondieron afirmativamente cuando se les preguntó si tomar conciencia sobre la pornografía de venganza y otras actividades maliciosas les habían hecho más precavidos con su privacidad online. Este dato está por encima del que dieron los encuestados franceses, alemanes y estadounidenses. En estos países, alrededor del 50% de los encuestados no se volvieron más precavidos después de saber más sobre la pornovenganza.
Aquí compartimos algunas acciones que puede tomar para que resulte más difícil identificarle en imágenes y conocer su ubicación offline, así como evitar que su contenido íntimo acabe en las manos equivocadas.
Evite rasgos identificativos
Evitar fotografiar su rostro y características personales como tatuajes o marcas de nacimiento, hará más difícil que le identifiquen. Si se está tomando un selfie frente a un espejo, saque del cuadro objetos identificativos como su funda del teléfono, reloj o joyería.
Oscurezca el entorno
Evite capturar ubicaciones identificables en sus fotografías explícitas para prevenir el rastreo de su ubicación. Evite incluir la decoración de la casa en sus fotos y videos, especialmente si comparte con frecuencia su casa en redes sociales.
Desactive el servicio de ubicación
Los archivos de fotografías y videos tienen metadatos, incluida su ubicación. Desactivar esta funcionalidad puede ayudarle a asegurar que no está compartiendo su ubicación sin querer cuando envía una fotografía o video. También necesitará asegurar que no está fotografiando una foto en vivo por accidente, donde puede mostrar su rostro sin pretenderlo.
Desactive la sincronización automática
Desactive la sincronización automática de la nube, a no ser que confíe totalmente en su servicio de almacenamiento online. En su lugar, considere almacenar el contenido de forma nativa en su dispositivo.
Use plataformas seguras
Comparta fotos únicamente a través de aplicaciones seguras y encriptadas como Signal, Telegram y WhatsApp. Algunas funcionalidades pueden ofrecer seguridad adicional, como el cronómetro de auto eliminación en Telegram y WhatsApp, o las notificaciones de capturas en Snapchat.
Use una VPN
Descargar una VPN puede evitar que sus imágenes privadas se compartan online, pero encriptará su tráfico. La encriptación hace que otras personas no puedan ver su actividad online y robar sus fotos mientras las envía. Esto es especialmente útil si está utilizando una conexión Wi-Fi que no es segura en un hotel, cafetería o lugar público.
El futuro de las leyes contra la pornovenganza en el mundo
La evolución de las leyes que regulan el sexting y la pornografía de venganza es totalmente especulativa, ya que no está claro qué puede deparar el futuro. Los continuos avances en tecnología seguramente llevarán a nuevas formas de abuso a través de la pornografía de venganza. Por tanto, los legisladores deben estar al día de estos cambios para proteger a las víctimas eficazmente.
En abril de 2023, 48 de los estados de Estados Unidos han aprobado leyes que criminalizan la pornografía de venganza y prohiben la difusión de fotografías y videos sin consentimiento de alguien para herir a esa persona. Solo dos estados – Massachusetts y Carolina del Sur – tienen pendiente introducir la ley.
Con el aumento de la pornografía deepfake, deben crearse nuevas leyes para cubrir el vacío legal y dar herramientas reguladoras a la población. Solo algunos estados han promulgado leyes relativas a los deepfakes, mientras que otros han propuesto leyes que están a la espera de aprobación.
En Reino Unido, compartir contenido sexual privado sin consentimiento, tanto online como offline, es una ofensa criminal que puede resultar en hasta dos años de cárcel. La futura legislación en Inglaterra y Gales puede criminalizar la distribución no consensuada de deepfakes pornográficos. Las leyes de privacidad que protegen contra la pornovenganza existen en varios países europeos, Canadá, Nueva Zelanda y ciertas partes de Australia.
Por contraste, las leyes contra la pornovenganza en Asia y África se han desarrollado más lentamente. Las leyes más completas en relación a este comportamiento, solo existen actualmente en algunos países, que incluyen Filipinas, Japón, Singapur, Israel y Sudáfrica.
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